PODEMOS

images[4]Son varias las ocasiones en que, a propósito de una u otra circunstancia, he manifestado la misma reflexión: la historia se repite en permanente flujo y reflujo de mareas; espiral de círculos concéntricos, movimiento pendular que oscila de un extremo al otro en sus idas y venidas, y que apenas un instante cruza el centro donde –in medio virtus– sería deseable que se detuviera. Por ello, precisamente por ello, la historia es maestra de la vida. Algo que habremos de tener muy en cuenta si es nuestro propósito evitar pasados errores.

Desde tiempo inmemorial, la humanidad se desarrolla en oleadas que van de la toleranciaimages[8] a la intransigencia, del dominio a la sumisión, del conformismo y la rutina a la revolución. Los más grandes imperios acaban arruinados y sometidos por aquellos a quienes sometió. Consideraciones todas ellas que implican cierto relativismo pero que no deben  conducirnos al abandono o la inactividad. Es preciso seguir pedaleando, y avanzar ilusionados hacia el horizonte, aun a riesgo de encontrar en la meta el punto de partida. Pues a pesar de esas idas y venidas, al completar cada uno de los círculos descubrimos una imagen renovada.

No soy de los que piensan que todo tiempo pasado fue mejor. Considero que cada etapa de la evolución supone una mejora, y pocos son los que, en su sano juicio, hubieran deseado nacer siglos atrás. Más bien, por el contrario y a pesar de las nubes y las sombras que en épocas de crisis nos perturban, auguramos para futuras generaciones una vida más confortable. Y aunque con el paso de los años nos asuste ver tambalearse los principios en que se han cimentado nuestras vidas, estoy convencido de que nuestros descendientes acabarán encontrando luz en su camino. ¿O no es nuestra generación más libre, capaz y fecunda que las anteriores? Sólo la frustración del logro no conseguido y la negativa a ceder el control a quienes corresponde tomar el relevo pueden llevarnos a afirmar lo contrario.

Pero hay algo más que la historia nos advierte. Los procesos de mejora llevan su tiempo y no cabe acelerar su maduración. Las pretendidas revoluciones siembran los campos de cadáveres, y la sangre derramada sobre la tierra no la hace más fértil. El fundamentalismo y la intransigencia suelen resultar inoperantes; el diálogo y el debate constructivo son siempre más fecundos que la simple protesta.

Las-olas-bramaban-un-canto-de-tempestad[1]Atravesamos años de vacas flacas, tiempos difíciles -que sin duda habrán de mejorar-, circunstancia propicia para especuladores y ladrones de guante blanco y para quienes siempre encuentran buena pesca en aguas tan revueltas. Pongamos a cada uno en su sitio; aboguemos por la justicia social y actuemos con firmeza para desenmascarar a los embaucadores; no permitamos que se rompa la soga por la parte más débil; modifiquemos cuanto haya que modificar y apoyemos a quien consideremos más capaz para empuñar con eficacia el timón de este barco en que todos navegamos. Pero seamos sensatos y no arrojemos por la borda siglos de esfuerzo.

Podemos superar el oleaje que ahora nos sacude y amenaza hacernos zozobrar. Unámonosimages70EC0KSO y permanezcamos firmes, en cubierta. Descubramos en el movimiento de las olas los vientos que las alimentan. Contra esos vientos hemos de alzar la voz y hacernos fuertes. Pero el barco que con esfuerzo muchos construyeron y en el que ahora navegamos no merece ser hundido. Podemos, sí, podemos avanzar. Pero cuidado con los cantos de sirena que ofrecen un peligroso atajo. Aguas que se muestran serenas y apacibles pueden albergar peligrosas corrientes y mareas que nos lleven hacia un imprevisible,  si no irremediable, naufragio.

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Puede que quien dirige la cordada,

incapaz, temerario o inconsciente,

pierda pie y precipite en la pendiente

a la grey que le sigue confiada.

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Fue dura y exigente la escalada,

se logró paso a paso, lentamente;

no recuperaremos fácilmente

lo que ocupó jornada tras jornada.

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¿Podemos remontar? Sí que podemos;imagesSKW2JH6Q

miremos hacia arriba y, decididos,

unámonos de nuevo y caminemos.

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Mas no habrán de servir los pretendidos

atajos; si ahora avanzar  queremos

con pie firme, seamos precavidos.

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2 respuestas a PODEMOS

  1. «y la sangre derramada sobre la tierra no la hace más fértil…» ¡Qué grande eres, Papá!

  2. Ramiro Duque de Aza dijo:

    D´accord!

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